1º Supervisión adulta
Los niños deben bañarse siempre en presencia de algún adulto que los vigile. Por más que creamos que se las pueden apañar solos, hasta que sean mayores no tendrán la madurez necesaria para entender todos los riesgos que entraña el agua. Si en algún momento perdiéramos a un niño de vista, lo primero que hay que hacer es supervisar el agua por completo. A veces se pierden, se van con otros amiguitos a dar una vuelta… Pero antes de nada hay que comprobar la piscina.
2º Aprender a nadar
Existen cursos de natación para niños desde las edades más tempranas. Es conveniente que se familiaricen cuanto antes con el agua para evitar la aparición del miedo al agua, así como para que adquieran nociones para desenvolverse correctamente en el medio acuático.
3º Uso de flotadores
Los niños deben ir correctamente equipados con una tabla, chaleco flotador o manguitos homologados y que se adecuen a su volumen. No debemos equivocar la función de estos artilugios. Su uso no debe tomarse como medida de seguridad. No son más que un refuerzo para que ellos se sientan más seguros frente al agua y no tengan miedo, lo cual es diferente.
4º Los juguetes
Es lógico que los niños quieran llevar juguetes al agua. Hay que cerciorarse de que los juguetes sean aptos para sumergirlos y evitar que estén en el agua si los niños no están en la piscina. Así evitaremos que los niños quieran lanzarse a por ellos. Hay que evitar los juegos bruscos y peligrosos, ya que pueden hacerse daño sin querer.
5º El entorno de la piscina
Los bordillos, trampolines, toboganes y escaleras de las piscinas pueden ser muy resbaladizos en caso de estar mojados. Es conveniente enseñar a los niños que tienen que ir con cuidado y llevar puestas las chanclas.
6º La digestión
Si los niños han comido abundantemente deben esperar 2 horas antes de meterse en el agua con el fin de evitar cortes de digestión. Si la comida o la merienda ha sido suave pueden entrar al agua, pero no de golpe. Primero los pies, luego las piernas hasta la cintura y por último el torso.
7º Poco a poco
Tal y como te acabamos de expliar, no es bueno meterse en la piscina de golpe. Ni siquiera aunque hayan pasado bastantes horas desde la última comida. Lo mejor es ir poco a poco para que el cuerpo se vaya habituando al cambio de temperatura.
8º Concienciación de los niños
Aparte de explicarles las normas básicas para un uso correcto y seguro de la piscina, debemos advertir a los niños de que en caso que vean alguna incidencia avisen inmediatamente a un adulto. Puede ocurrir que los niños se queden bloqueados y traten de solventar situaciones para las que no están capacitados, perdiendo un tiempo que puede ser vital.
9º Restringir el acceso
Suele ocurrir que las piscinas domésticas están en cualquier momento al alcance de los niños. Pueden estar jugando en el jardín y una breve falta de atención por parte de los adultos puede provocar un desenlace fatal. Es por eso que hay que restringir el acceso a la piscina en la medida de lo posible, usando lonas para taparla cuando no se usa, cerramientos o barreras.
10º Preparados para el auxilio
Si ocurre algún accidente debemos estar preparados para saber cómo actuar. En caso de piscinas colectivas debe haber algún socorrista de garantías. Pero, ¿qué pasa con las piscinas domésticas? Siempre debe haber algún adulto que sepa nadar, y hacer maniobras básicas de reanimación como la respiración boca a boca.
fuente: diezconsejos.com
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